Blog de Sergio Andricaín

«Huevos» o Cómo dividir a un pueblo

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El arte, entre otras funciones, puede ayudar a conjurar demonios sociales. Y esto se logra en la medida en que el creador y su obra artística se distancian de los hechos y problemas que los inspiran. Huevos, del dramaturgo cubano Ulises Rodríguez Febles, intenta, mediante el teatro, encontrar respuestas que expliquen un momento traumático de la historia cubana reciente: el éxodo del Mariel, cuando alrededor de 125 mil personas salieron por ese puerto habanero con destino a Miami, en medio del acoso físico y sicólogico de muchos de sus coterráneos, todo esto incitado irresponsablemente por el gobierno de Cuba y su entonces máximo dirigente (aquel personaje siniestro que prefiero ni mencionar).

La pieza de Rodríguez Febles se centra en un grupo de personajes que, al calor de esos hechos, se convertirán en víctimas y victimarios, e indaga en las motivaciones que los llevan a asumir una gama de actitudes que van desde el coraje (los que parten enfrentándose a una muchedumbre furibunda) hasta la agresión verbal y física, la cobardía y el silencio (los que se quedan).

A pesar de que, en varios momentos, los diálogos y las situaciones resultan un tanto estereotipados, es interesante ver representada, en el panorama de la escena miamense, una obra como Huevos, que rebasa lo banal y pretencioso que ha predominado últimamente en la cartelera de la ciudad.

La dirección de Alberto Sarraín logra un espectáculo sobrio que, inteligentemente, apunta el dedo acusador más allá de los personajes de la obra en busca de los verdaderos responsables de los hechos fraticidas que enfrentaron, otra vez, a cubanos contra cubanos.

En el grupo de los actores, destacan Micheline Calvert, capaz de lograr diferentes registros dramáticos en el personaje de la abuela; Enrique Moreno, quien entrega un Oscarito sincero y convincente, y la pareja integrada por José Antonio Orta y Marcia Arencibia, que encarnan a un matrimonio unido por el amor, pero separado por la política.

Llama la atención dentro de la realista escenografía de Alain Ortiz, la ingeniosa la solución del panel móvil que permite pasar con organicidad del portal de Pastora a la sala de su casa.

Con esta producción de Akuara Teatro, La Má Teodora y Archivo Digital Cubano de la Universidad de Miami, Sarraín ratifica su lugar a la cabeza del teatro en Miami, proponiendo obras que nos hacen sentir incómodos y nos obligan a pensar dentro la sala de teatro… y fuera de ella.

3 pensamientos en “«Huevos» o Cómo dividir a un pueblo

  1. Por supuesto que después de leer este comentario dan deseos de ver la obra, que parece ser una de esas piezas teatrales que te desarman y golpean con un argumento que refresca la memoria emotiva de cada cubano que ha sufrido en carne propia el escarnio del régimen opresor.

  2. La experiencia del Mariel todavía duele, hasta aquí en el Polo Norte. Ojalá pudiera ver esta obra teatral. Gracias por divulgarla.

    • Hasta el día de hoy no vi su mensaje. Mariel aún duele a quienes se fueron y también a quienes nos quedamos. Todo aquel que tenía un ápice de vergüenza y decidió no marcharse sufrió mucho en aquellos días, tanto como los que fueron vejados y agredidos por los grupos salvajes promovidos por el gobierno. Recuerdo que estaba enfermo el fin de semana en que empezaron a entrar en la embajada del Perú; el lunes siguiente llamaron a mi casa para preguntar si yo me había metido allí. Luego tardé en recuperarme porque en la esquina de mi casa se localizaba (todavía sigue en el mismo lugar) una estación de policía adonde las personas tenían que acudir a solicitar un documento para que les autorizaran la salida. Allí estaba la horda esperando, agresiva, vociferante, integrada por seres pusilánimes que se envalentonaban por ser muchos contra muy pocos. Los gitos y los insultos duraban todo el día. No me era posible recuperarme. Cada día me sentía peor. Fue horrible.

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